GANTE

Para los alquimistas la materia está formada por los cuatro elementos; agua, tierra, aire y fuego . Gante los tiene todos y los combina con elegante precisión.

El líquido elemento

El río Lys y el Escalda se unen en plena ciudad y marcan el pulso de su vida. Mientras la mañana es señorío de mercaderes y la tarde de turistas, el crepúsculo es propiedad de estudiantes que invaden las orillas a fuerza de cervezas. Luego, la madrugada es feudo de los rezagados, de las últimas olas de la noche.

El agua, en Gante, es el sino social.

El fuego de la vida

Los habitantes de Gante están orgullosos de su memoria histórica. Su amor por la ciudad se les inflama en sus palabras y gestos: son apasionados. Ese fuego les viene de cuando se convirtieron en los primeros trabajadores del planeta (sin exagerar) en luchar por sus derechos. En julio de 1302, los ganteses más pobres se unieron y se enfrentaron contra el numeroso ejército francés. Para el asombro de toda Europa,se defendieron y triunfaron, sentando, para siempre, un precedente de defensa de los derechos de la clase trabajadora… y también el antecedente de su fuerte personalidad.

Como el aire

Gante expande sus dominios desde sus torres y campanarios.

De un modo mágico parece que flotase. Ahí está, sobresaliendo del cielo y el suelo la torre Belfort, de unos cien metros.

La iglesia de San Nicolás también se eleva por los aires y su torre es el perfil de la ciudad y hoy es dueña del horizonte.

La tríada la completa la catedral de San Bavón con su alta arquitectura…pero también con su dimensión artística, a través de La Adoración del Cordero Místico de los hermanos van Eyck.

La tierra prometida

Gante hunde sus raíces en la tierra más real; cal, gravilla, cemento.

Con estos materiales se levantó el Graslei, la verdadera base de la ciudad. Así aparecen, la casa de los Masones, o la casa más antigua del conjunto: el granero, del siglo XII. Quizás, si mezcláramos el fuego indómito de los ganteses, el agua de sus ríos, el etéreo levitar de sus torres y su pasado de granos y de hierbas,obtengamos con la poción de la vida eterna. O quizás no, pero sin duda la incursión en esta alquimia perfecta habrá valido la pena.

Juan Scaliter

La ciudad de Gante, Ghent en idioma flamenco, se encuentra al este de Flandes y recibe su nombre de la palabra celta que significaba confluencia (ganda) en alusión a la unión de los ríos Lys y Escalda.

La urbe conserva notable interés histórico y artístico, con excelentes edificios que recuerdan la época -fin de la Edad Media- en la que era una de las mayores poblaciones de Europa. Además, la ciudad resulta animada, con vida nocturna y festiva.

La ciudad portuaria de Gante, Bélgica, tiene una notable historia. En ella nació Carlos V (I de España). Hoy sigue siendo una urbe de gran atractivo por su universidad, su cultura y por su excelente colección de edificios.

Gante, a 50 kilómetros de Bruselas y Brujas, es hoy una ciudad llena de movimiento y efervescencia.

Sus habitantes, alrededor de 250.000, no dudan en salir a la calle, llueva o haga frío, para disfrutar durante todo el año de las numerosas terrazas al aire libre y de los rincones con encanto que tiene la urbe.

La Universidad de Gante supone además un soplo de frescura, pudiéndose ver a numerosos estudiantes que pasean por la ciudad en el medio de transporte por excelencia, la bicicleta. Estos jóvenes animan, no sólo el día, sino también la noche gantesa, llenando los bares de moda de las zonas de fiesta.

Es ésta una ciudad portuaria, cuya historia se encuentra ligada a los ríos Lys y Escalda. De hecho, es aconsejable moverse por ella mediante “Barco-Taxi”, una manera rápida y diferente de recorrer y conocer Gante. Estos pequeños botes, perfectos para visitas en grupo o para desplazamientos individuales, tienen banderas de diferentes países, con las que sabremos si el “Barco-Taxista” habla nuestro idioma o no.

En la actualidad, Gante está dividida en dos zonas o barrios, el Centro Histórico y el Barrio de las Artes. En el primero encontraremos los monumentos y edificios de obligada visita, mientras que en el segundo podremos descubrir los museos más importantes de la ciudad.

La historia de Gante comienza en el año 630, cuando San Armando eligió la confluencia de los ríos Lys y Escalda para la fundación de una abadía.

Fue durante la Edad Media cuando Gante se convirtió en una de las principales ciudades Europeas, con un número de habitantes superior a ciudades como Londres.

Una primera mirada a la urbe nos habla de un pasado próspero, y de una economía rica, basada principalmente en el comercio marítimo. De sobra son conocidos los famosos paños de Gante, que eran exportados a países como España o Inglaterra para el deleite de los cortesanos y de las damas de alta alcurnia.

El poder económico y político residía en familias de ricos comerciantes, aunque con el tiempo, concretamente en el siglo XIV, los gremios y artesanos fueron adquiriendo mayor fuerza, por lo que Gante obtuvo un gobierno más democrático.

Los ganteses lucharon una y otra vez, en la Guerra de los 100 años, la Batalla de las Espuelas de Oro o la Batalla de Gavere, por sus derechos, pues se mostraban reacios a perder sus privilegios y el poder que habían acumulado a lo largo del tiempo.

De hecho, con Carlos V, a mediados del siglo XVI, los habitantes de la ciudad fueron castigados, al sublevarse contra el emperador, porque les exigía ayuda económica para sus guerras contra Francia.

Los ganteses fueron humillados por su actitud. La campana Roeland, símbolo de la independencia de la ciudad, fue descolgada del campanario y destruida. Muchos habitantes sufrieron la horca, y otros tantos fueron apresados y obligados a pedir clemencia al emperador con una soga al cuello. A raíz del incidente, Gante pasó a ser una ciudad de segunda, y comenzó su declive económico.

La expresión “tener la soga al cuello” parece que proviene del castigo que Carlos V aplicó a los habitantes de la ciudad, obligándoles a pasear descalzos, vestidos con una camisa y con la soga alrededor del cuello.

Tras el declive, Gante empezó a resurgir ya en el siglo XVIII, gracias a la fundación de la Universidad y a la recuperación económica que supuso el canal Gent-Terneuzen.

Son obligatorias las visitas tanto al Centro Histórico, que alberga los monumentos y edificios más importantes de Gante, como al Barrio de las Artes, con los principales museos.

Gante fue residencia de los Condes de Flandes, que habitaron a lo largo de la historia en el Gravensteen, o Castillo de los Condes, una impresionante fortaleza que data del siglo XII.

Esta fortaleza medieval, mandada construir por Felipe de Alsacia, se encuentra en pleno centro de la ciudad, y está rodeada por un foso. Además de servir como hogar de los Condes de Flandes, el Gravensteen ha alojado en su interior la Casa de la Moneda, una prisión, e incluso sirvió durante un tiempo como fábrica de algodón.

Sus muros albergan una sorprendente colección de armas e instrumentos de tortura, torniquetes con los que se aplastaban los pulgares, una guillotina... y desde sus almenas, en la parte superior de la torre del homenaje, uno puede contemplar una vista fascinante.

Durante el fin de semana los visitantes pueden experimentar la sensación de haber viajado atrás en el tiempo, ya que caballeros medievales pasean por el castillo, ataviados con sus cotas de malla y espadas.

El campanario Municipal o Belfort es una majestuosa obra del siglo XII, reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en el año 1999.

La Torre Municipal de Gante era símbolo de la independencia de la que gozaba la ciudad en el pasado. Hoy forma, junto a la de la Catedral y la de la iglesia de San Nicolás, el grupo de “las tres torres”, que destaca en el horizonte gantés.

Esta torre fue construida con el objetivo de guardar en su interior los derechos municipales adquiridos en 1180. Estos derechos municipales se encuentran actualmente en la “Caja Negra”, el moderno archivo municipal de Gentbrugge.

La cúspide del campanario se encuentra coronada por el poderoso dragón de Gante, de unos 400 kilos, que vela y protege a sus habitantes.

En la torre estaba la campana Roeland, que avisaba a los ganteses, hasta la llegada de Carlos V, de la aproximación del enemigo, de las ejecuciones capitales, de la llegada de ilustres huéspedes y del comienzo de las fiestas de la ciudad.

Adosada a la torre se encuentra la Lonja del Paño, que rinde homenaje a la industria textil, uno de los pilares de la economía de la ciudad en el pasado.

Este edificio de estilo gótico alberga entre sus muros tesoros artísticos como La Adoración del Cordero Místico de los hermanos Van Eyck.

En San Bavón se celebró en el año 1500 el bautizo de Carlos V, en plena transformación del templo del estilo románico al gótico. El emperador financió durante toda su vida las obras del edificio, que a su muerte, cincuenta y ocho años después, no se habían finalizado, por lo que fue imposible celebrar en él su funeral.

La Catedral es de origen románico, aunque de este estilo tan solo conserva hoy la cripta. El edificio cuenta con un altar mayor barroco realizado en mármol, un púlpito de roble y mármol de estilo rococó y obras maestras como “La Entrada en el Monasterio de San Bavón” de Rubens, el tríptico de “El Calvario”, de Justus Van Gent, o el políptico de “La Adoración del Cordero Místico” de los hermanos Van Eyck.

“La Adoración del Cordero Místico” es una obra maestra firmada por los hermanos Van Eyck en 1432. Este retablo, máximo exponente el arte flamenco primitivo, sobrevivió a las guerras de religión, cayó en manos de Napoleón y fue reclamado por los Nazis en la Segunda Guerra Mundial.

El políptico descansa ahora en su hogar, la Catedral de San Bavón, aunque una de sus tablas, la de los “Jueces Integros” se trata de una reproducción, ya que la original fue robada en el año 1934, noticia que fue portada de numerosas publicaciones de todo el mundo.

Durante la celebración de las fiestas de Gante (la tercera y cuarta semana de julio) se puede subir a ver la vista de la ciudad desde la torre de la Catedral, con sus 444 escalones de altura.

La Catedral de San Bavón es además mausoleo de los obispos de Gante.

El ayuntamiento, o Stadhuis, de Gante muestra a primera vista el poderío que ostentaba la ciudad antaño.

El exterior del Ayuntamiento de Gante nos invita a descubrir los distintos estilos arquitectónicos imperantes entre los siglos XV y XVIII. Su elaboradísima fachada en la calle Hoogpoort es de estilo gótico flamígero, mientras que la fachada que da al Botermarkt es de sobrio estilo renacentista.

El interior sólo puede ser visitado con la compañía de un guía. Una visita que merece la pena, dada la gran variedad de estilos que conviven en el edificio.

Muchos puntos de interés: La Sala del Arsenal y su bóveda de madera, la Sala de la Pacificación, con un suelo realizado en baldosas blancas y negras que representan un laberinto hacia la felicidad y la justicia, la Capilla Nupcial, en la que destacan seis vidrieras que muestran a los condes de Flandes, y la Sala del Trono, que alberga el majestuoso trono en el que tuvo lugar la investidura de José II en 1781.

De gran riqueza es la fachada de este edificio, en el que Apolo, las Musas y la Diosa Armonía dirigen su mirada a la Sint-Baafsplein.

El edificio, de finales del siglo XIX, alberga la sede del teatro municipal NTGent, que representa obras tanto flamencas como internacionales.

En la Plaza de San Bavón, además del Teatro, se encuentran la Catedral de San Bavón y el Campanario Municipal.

La iglesia de Sint Niklass o San Nicolás, en Gante, es una edificación gótica que data de la primera mitad del Siglo XIII.

El estilo gótico utilizado en San Nicolás es el denominado “gótico de Escalda”, que se caracterizaba por la utilización de una piedra azulada calcárea, procedente de la zona de Tournai, una ciudad a orillas del río Escalda.

El templo recibe el nombre del patrono de los comerciantes, san Nicolás, ya que fueron estos mismos los que impulsaron la obra.

Destaca su fachada, de verticalidad acusada; su torre central, que se eleva por encima del crucero, y sus gran luminosidad, gracias a la torre del crucero, que actúa como linterna natural, dejando penetrar los rayos del sol e iluminando el interior del edificio.

La Iglesia de San Miguel o Sint Michiels, en Gante, es un edificio de grandes dimensiones realizado en estilo gótico y con elementos barrocos.

La buena situación económica que vivía Gante en aquella época dio lugar a edificaciones de gran tamaño y riqueza. Esta iglesia es un claro ejemplo, aunque su torre, que en un principio estaba pensada que llegase a medir nada más y nada menos que 134 metros, se quedase en unos 24 metros aproximadamente.

En el interior del edificio se pueden contemplar esculturas y cuadros como el “Cristo en la Cruz” de Anton Van Dyck, artista flamenco originario de Amberes y reconocido por sus retratos de corte.

Este puerto medieval se encuentra en pleno corazón de Gante.

Merece la pena la caminata a lo largo de este paseo, en el cual encontraremos la Casa Gremial de los Medidores de Granos, la Casa Gremial de los Marineros Libres o el Almacén de Trigo entre otras edificaciones, todas ellas testigos del florecimiento de la economía gantesa durante la Edad Media.

Es este el lugar preferido por la mayoría de los habitantes de Gante, y es muy normal ver a jóvenes y mayores comiendo en las terracitas de los restaurantes, o simplemente disfrutando del aire fresco a la orilla del río.

Es también muy interesante la visita a los muelles al anochecer, ya que los edificios cobran magia gracias al Plan de Luz de Gante, destinado a revitalizar la ciudad. La luz resalta pequeños detalles que durante el día el viajero no percibe; marcando los volúmenes arquitectónicos y logrando, junto al agua y el reflejo de las fachadas de las edificaciones, un impresionante efecto.

La Lonja de la Carne, la Casa Gremial de los Albañiles, el Castillo de Gerardo el Diablo, el Antiguo Edificio de Correos, la Vrijdagmarkt... Gante tiene atractivo para días de estancia.

Pasear por las calles de Gante es enriquecedor. Magnificos monumentos, edificios en condiciones de conservación perfectas, y todo ello con la belleza añadida de los ríos Lys y Escalda.

Desde el Puente de San Miguel se obtiene una impresionante panorámica de la ciudad, el conjunto de las tres torres alineadas, el Antiguo Edificio de Correos, hoy convertido en un Centro Comercial, El Castillo de los Condes, la Iglesia de San Miguel...

La Lonja de la Carne, construida a principios del siglo XV, era el único lugar en el que los ganteses podían comprar, por motivos de control higiénico, la carne. Hoy se pueden degustar en ella el jamón Ganda (del cerdo flamenco) y otras especialidades de la zona.

Frente a la iglesia de San Nicolás se encuentra la Casa Gremial de los Albañiles, una curiosa edificación coronada por las figuras de seis bufones bailarines. En la actualidad, el edificio es propiedad de la Federación de Turismo de Flandes Oriental.

El Castillo de Gerardo el Diablo es una fortaleza del siglo XIII que ha sido utilizado para distintas funciones. Desde principios del siglo XX acoge el Archivo de Estado. Tras el Castillo se encuentra el Palacio Episcopal, de finales del siglo XIX.

Para aquellos que quieran conseguir una experiencia de compras distinta, es recomendable una visita al Antiguo Edificio de Correos o Korenmarkt, que alberga en la actualidad un Centro Comercial, con reconocidas tiendas y restaurantes.
Es también necesaria una visita a la Vrijdagmarkt o Plaza del Mercado de los Viernes; el centro socio-político de Gante, y el lugar en el que eran recibidos los soberanos, resueltos los conflictos y celebradas las fiestas de la ciudad.

En esta plaza se encuentra la estatua de Jacobo de Artevelde, un comerciante gantés que consiguió que Inglaterra suprimiera el bloqueo de importación de lana inglesa. Pasado el tiempo, y tras descubrir que Eduardo III de Inglaterra no cumplía con su promesa, Artevelde fue asesinado por sus conciudadanos.

Ocio y gastronomía de la ciudad flamenca de Gante.

Gante es una ciudad pensada para ser recorrida a pie, en bicicleta o en barca. Los automóviles son aquí un medio de transporte non-grato.

El tiempo, casi siempre húmedo, hace de la urbe un vergel, con agradables parques y rincones que descubrir y disfrutar. El Parque del Rey Alberto, el Parque de Baudelo o el Jardín Botánico de la Universidad de Gante son algunos de los pulmones de la ciudad. Además, para aquellos amantes de la flora, es importante no perderse los domingos el Mercado de las Flores de la Plaza de Kouter, de fama más que merecida.

Entre visita y visita a los edificios más emblemáticos de Gante, el viajero puede hacer una deliciosa pausa degustando la famosa cerveza belga en una de las numerosas terrazas con encanto que encontrará durante su recorrido. Rubia, tostada, blanca de trigo... las opciones son ilimitadas, por lo que hacer una degustación es la mejor idea.

Que Gante sea una ciudad portuaria influye por supuesto en los platos típicos de la zona. El pescado es el protagonista absoluto, aunque también las carnes aquí son de gran calidad. La mantequilla no puede faltar en la mesa, y con ella se pueden lograr deliciosas salsas de acompañamiento.
El postre no tiene por qué limitarse al chocolate belga, existen otros dulces típicos de la zona que satisfarán los paladares más golosos.

Las narices, o Cuberdons, son caramelos muy dulces, realizados con savia de un árbol originario de Colombia, y rellenos de una especie de mermelada de frambuesa. Hay puestos a pie de calle en los que poder comprar cucuruchos de narices, aunque si se quieren degustar de verdad, es preferible comerlas en un buen restaurante. Son también típicas las galletas de azucar y almendras.

Los amantes de la mostaza picante encontrarán en Gante un lugar de visita obligatoria. En la Groetenmarkt, justo enfrente de la Lonja de la Carne, podrán comprar, en una tienda de color verde, con un letrero que reza “Vve Tierenteyn-Verlent”, la mostaza artesanal más rica de Gante.

Una buena fecha para visitar Gante es durante la segunda quincena del mes de julio, época en la que se celebran las fiestas de la ciudad, que conmemoran la insurrección de los habitantes de Gante frente al Emperador Carlos V. Durante diez días, los ganteses aprovechan el buen tiempo para salir a la calle y disfrutar de actuaciones, verbenas, teatro callejero, conciertos y muchas otras actividades al aire libre.



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